Nacionalismo
Nacionalismo

Parece que fue el hispanolatino Marco Fabio Quintiliano quién dijo «En la variedad está el placer». La historia es cruel en este sentido, dado que Quintiliano nació en la entonces provincia hispanorromana Tarraconense, que en su momento fue la más grande de las provincias de la Península Ibérica y cuyo séptimo convento jurídico fue el Tarraconensis, con capital en la colonia Tarraco, actual Tarragona.

Resulta cuanto menos curioso que uno de los eruditos nacidos en esta tierra fuese quien hilvanase la frase que viene a ser diametralmente opuesta al sentir de muchos de los que allí viven. Muy lejos del concepto actual de globalización, muchas de estas personas siguen ancladas en unas ideas viejas, tan viejas y pueblerinas, que les ciegan y no pueden ver la realidad.

Pongamos un ejemplo. Hace cien años, si yo era de Málaga, hubiese tenido motivos para estar orgulloso de ser Malagueño por una pequeña serie de motivos, como por ejemplo, las uvas moscatel y las pasas que se producen en esta tierra. No había mucha comunicación con el exterior, con lo que nada me unía a Madrid, ni en definitiva al resto de Europa. Ahora, con el AVE, los vuelos directos a infinidad de capitales, no sólo de España, sino del resto de Europa, cuando salgo al exterior tengo muchos más motivos para sentirme orgulloso. Por ejemplo, cuando esté en Asia, podré estar orgulloso no sólo de las moscateles de Málaga, sino del resto de variedades que se cultivan en La Rioja o, ¿por qué no?, de las que utilizan en Francia para elaborar su magnífico Champagne dado que, a fin de cuentas, me siento igual de Europeo que ellos.

En la variedad está el placer y, desde luego, pertenecer a variedad de estamentos (llámense provincias, comunidades autónomas, estados o uniones de estados) deriva en una vida más placentera. Por ejemplo, el hecho de no necesitar llevar un pasaporte o rellenar una tarjeta de inmigración cuando se viaja por Europa ya es un avance sustancial en si. Claro, que si uno es paleto y además ciego, seguramente no viajará a menudo y estas cuestiones le den por la baja espalda.

Si uno, por ejemplo, es Español, tiene derecho a entrar en los museos del estado mostrando su DNI de manera gratuita o en su caso abonando una cantidad reducida. También puede sentirse orgulloso de las 12 copas de Europa (9 del Madrid y 3 del resto de los equipos 🙂 ) que han conseguido equipos Españoles o bien de la Eurocopa y el Mundial que han conseguido nuestras selecciones. Claro que, si uno es paleto y además ciego, ni irá a museos ni disfrutará con el fútbol.

También ser Español es motivo de orgullo en otros deportes. El número uno del tenis, los tres número uno del motociclismo, e incluso, según se atisba hoy, el número uno de la Fórmula 1, todos son Españoles.

Español es el Talgo (uno de los AVE), que se vende en bastantes países. Tan Español como Repsol, Telefónica, Acciona o Ferrovial. También Iberia, la aerolínea con más conexiones con Latinoamérica del mundo.

Pero al final, es lo que yo digo, si ni se disfruta con el deporte, ni se viaja, ni se sabe nada de economía empresarial, ni en general de nada de nada, se es ciego, cateto y nacionalista.

7 Comments

  1. Este post me parece bastante cutre y simplón. Afirmar que el nacionalismo se cura viajando, que es lo que nos sugiere, es una tontería. Yo soy vasco y nacionalista, he estado en un montón de países y no por ello me siento menos nacionalista. También usamos Internet, viajamos a otros países, somos tan modernos como cualquier otro europep. Simplemente creo que mi pais es Euskadi, no España. Y por eso no menosprecio a nadie, ni me encierro, ni odio a los demás (como se presupone viendo la imagen del principio). Sólo que dentro de lo variado de este mundo, dentro del gran jardín que es el mundo, pues los vascos somos una especie de flor, diferente de otras flores como los españoles o los paraguayos.
    Y lo de la aldea global me parece muy gracioso: dices que estás orgulloso de los éxitos de tu país, lo cual es claramente una forma de nacionalismo. Esto es algo que cualquiera con dos dedos de frente sabe: España es un país tremendamente nacionalista, y cuando el nacionalismo no es español, sino vasco o catalán, pues es malo. Si es español, es sanísimo. Ya.
    Y por último, recordar que en Euskadi tenemos la desgracia de que exista ETA, si, pero antes de llamarnos nazis, recordemos que quién REALMENTE fue pseudo-nazi ( y digo pseudo porque España es tan cutre que fue una versión descafeinada de Mussolini) fue el Estado Español entre 1939 y 1975. Y el partido de Ibarretxe, el PNV, siempre ha estado dentro de la legalidad, desde 1895 hasta hoy, cosa que no se puede decir de la derecha española (franquismo) ni de la izquierda española (GAL).
    Ay que rápido se olvidan esas cosas, verdad? Por favor, menos ver la paja en el ojo ajeno y más mirarse la viga en el propio.

    Atentamente,

    Un asco

  2. Creo que no me has entendido, probablemente por que no me expresado correctamente. Lo que digo es que gracias a que no me centro en mi tierra, en mi caso Málaga, en el tuyo la provincia que sea de Euskadi, puedo sentirme orgulloso no sólo de lo autóctono, de lo propio, sino de todo lo demás. Te lo diré de otro modo, no me cierro a lo que tengo en común con unos pocos, sino que me abro a lo que comparto con los demás. Tampoco se me va la vida en analizar que partido político tiene mas años, sino que prefiero ver cual ofrece soluciones a lis problemas reales de la gente. En este sentido y en este momento, como comprenderás, lo que hay que hacer es abrirse al mundo lo más posible y recuperar la economía, no cerrarse y dedicarse a ser cada vez más pequeño. Para muestra, una simple: ¿existe alguna economía emergente que no cuente sus ciudadanos por cientos o incluso miles de millones? Ser más pequeño, querido compatriota vasco, es, además de cateto, contrario al interés general de vuestro (nuestro) pueblo. Acabo: la ironía es una forma de escribir. A mí, particularmente me agrada leerla, por eso la practico. Soy consciente de que los vascos y catalanes también viajan. Las ironías están para escenificar los puntos de un modo humorístico, no para tomarlas al pie de la letra.

  3. «No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del “otro”, siempre semilla de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.»

    Mario Vargas Llosa
    De su discurso de aceptación del Premio Nobel

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