Hoy es un día especial. Es un día en el que todo el mundo se reúne para comer, y beber, y brindar, y disfrutar. Hoy es sin duda un día en que la mayoría de las personas se acuerda de los más necesitados. Yo no… O mejor dicho, yo hoy no me acuerdo de los más necesitados de manera especial, sino que lo hago como el resto de días, contribuyendo buenamente en lo que puedo y apoyando a las organizaciones que se desviven por ellos. En realidad, hoy prefiero acordarme de otras personas, necesitadas o no, que tienen problemas serios de verdad y de difícil solución. Y por ellas brindo, porque un día es un día.

Brindo por los alcohólicos, que creen que no beben y sin embargo se pasan la vida borrachos, consumiendo sus días suspirando por la siguiente caña o el siguiente vino, mordiéndose las uñas de pura ansiedad hasta deformar sus dedos, inventando excusas y creando una realidad paralela en su malogrado cerebro en la que llevan etapas larguísimas sin beber, aunque beban a diario. Brindo especialmente por los alcohólicos que tienen prohibida la entrada en los bares de su barrio, incluso si ni siquiera tienen casa en su barrio y viven como chupópteros de la abuelita de turno; esos mismos alcohólicos que no tienen pudor en aparecer absolutamente embriagados y en lamentables condiciones delante de sus propios hijos, condicionando su desarrollo y evolución y marcándoles de por vida, que actúan como esperpentos delante de sus familiares y amigos o aparecen tirados por la calle medio desnudos un día cualquiera. Brindo por los drogadictos, en especial por los que están enganchados a drogas de farmacia, porque necesitan vivir en un constante estado de disrupción sensorial para evitar percibir la realidad de su vacía existencia y putrefacta maldad, de su alma necrosada y miserable realidad.

Brindo por los mediocres, que no tienen creatividad y dependen de la creatividad de los demás para vivir, que necesitan apropiarse de los proyectos de los demás para creerse que han hecho algo en su amargamente triste vida, porque no han sido capaces, a estas alturas de la película, de crear algo que realmente merezca la pena recordar y pretenden que los logros de los demás son los suyos propios. Brindo por esos mediocres que no pueden generar riqueza sino sólo vivir como alimañas del trabajo y creatividad de los demás, los que creen que gritando mucho aportan más y aspiran a ser respetados por decreto, porque su trabajo y capacidad no da para más. Brindo por los que necesitan comprar sus amistades y sobre todo por las amistades que necesitan ser compradas para valer lo que se pague por ellas sólo mientras se pague por ellas; brindo por su prostitución.

Hoy brindo también por los envidiosos, por los que no pueden soportar la felicidad ajena, por los que necesitan meterse en la vida de los demás porque su propia vida carece de sentido e identidad, por los que creen que merecen todo sin hacer méritos por nada y sólo encuentran consuelo mintiendo y creyéndose sus mentiras, por rocambolescas y absurdas que estas puedan llegar a ser. Brindo por los envidiosos que necesitan creer que tienen influencia en la vida de los demás porque la suya carece de interés, incluso para ellos mismos. También brindo por los que tienen complejo de inferioridad y tratan de superarlo con una falsa máscara de dureza que les hace gritar en público y ofrecer espectáculos lamentables, avergonzando a sus propios hijos e incluso ejerciendo una terrible influencia en ellos que quedará marcada para siempre. Brindo por ellos porque son el hazmerreir de la sociedad y se creen que son el centro de atención en lugar del objeto de compasión que realmente son. Brindo porque están sembrando la semilla del suicidio en familia y son tan torpes que no lo ven.

Esta nochebuena brindo por los psicópatas, por los que se obsesionan con otras personas, por los que se creen superiores y ganadores, y no son conscientes de que sólo pueden ganar en la película que han montado en sus absurdas cabezas, porque su patología no les deja ver más realidad que la que ellos han creado en sus defectuosos cerebros. Brindo por ellos porque ya no saben qué es real y qué no, y eso sí que es un problema de verdad. No saben diferenciar entre la verdad y las mentiras que han creado y son incapaces de ceñirse a la realidad, entre otras cosas porque la desconocen. Brindo por los psicópatas porque su vida es patética, su existencia carece de sentido y jamás comprenderán los valores que humanizan nuestra especie.

Por una vez quiero brindar por los sumisos, por los que se dejan insultar, agredir, menospreciar, ningunear y humillar. Los que nacieron normales y se hicieron inferiores. Los que sólo disfrutan con el palo y carecen de iniciativa. Los que esperan que la vida les resuelva de manera milagrosa lo que ellos mismos no saben afrontar porque su vida se basa en la sumisión y la humillación, y en disfrutar cómodamente de su pequeñez e insignificancia.

Brindo por los que, ni siquiera pagando carísimos cursos, pueden aprender a generar conceptos creativos y eternos. Brindo por los que no son capaces de generar negocio, por los que se creen que la creatividad viene incluida de serie en los Mac y luego despiertan a la cruda realidad de su negligencia; por los que no lograrían que un proyecto fuese exitoso ni en cien vidas; por los que tiran la toalla antes de intentarlo y por los que se empequeñecen cada vez que tienen que intentar algo nuevo. Brindo por los que jamás entenderán ni conocerán el verdadero significado de la palabra perdurable aplicada a su limitado intelecto y capacidad de creación. Brindo por los que creen en el timo de la estampita. Los que buscan incesantemente el pelotazo que les permita vivir una vida que no son capaces de generar, por los que creen que se harán millonarios con productos financieros inexistentes o descubriendo objetos valiosísimos que han pasado desapercibidos para los otros siete mil millones de personas que habitamos el planeta. Brindo por esos que se creen tan listos aun siendo tan tontos, pues nos hacen destacar a los demás.

Al resto, a los que trabajáis a diario, aplicando creatividad, cordura, esfuerzo y sacrificio en vuestro trabajo, sacando adelante a vuestras familias y logrando cosas realmente admirables, permitirme que me acuerde y brinde por vosotros los otros 364 días del año. Aunque solo sea por un día, tengo que acordarme de los que están realmente mal y no lo saben, porque esos sí que están jodidos.

 

3 Comments

  1. No soy de los que dejan comentarios en los blogs, pero me han parecido correctas tus consideraciones sobre los diferentes estados en que se encuentran (por desgracia para ellos) el 95% de la población de este planeta.
    Se nota que eres una persona que ha tenido un antes y un después en su vida y lo ha sabido reconducir acertadamente.
    No hace falta desearte un feliz 2015 porque con tu actitud de querer ayudar a la gente lo tienes asegurado.
    Gracias por tus brindis.

  2. Buen brindis Carlos, desde luego, sobretodo el de los borrachos que no bebe pero que s epasan el día bebiendo, pero en mi humilde opinión culaquier otro día del año podría haber sido menos cruel.

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